Hoy juega el Murcia. Otra vez. En una semana extraña, con un festivo muy murciano a mitad y con el parón del fútbol de Primera (que no de primera), nos llega este partido un poco a bocajarro, sin habernos recuperado todavía del hecho asombroso de ganar en casa y visitando uno de los estadios más complicados de la competición, donde, sin ir más lejos, el año pasado nos cayeron cinco.

El Castilla da miedo. Por los cinco del año pasado, por su racha, por el madridismo y todo lo que conlleva (quién no recuerda cuando empatamos allí con nueve), incluso por no haber fútbol en Primera, lo que sin duda pone el foco madridista en este partido. Da mucho miedo. ¿Qué hacemos con nuestro miedo? ¿Lo afrontamos con valentía o siendo caguetas?.

No sé si los cementerios están llenos de valientes o no. Al final, allí llegaremos todos, es lo único claro. Lo que parece evidente, en tiempos de guerra, es que ese que da un paso atrás cuando atruenan las bombas lo tiene mejor para llegar más tarde.

En fútbol, es habitual juzgar en función del resultado, y ahí es un clásico eso de culpar a la cobardía de los malos resultados, es algo que no falla. A alguien hay que culpar, ¿no? “Perdió por ser rácano”, “se echó atrás y por eso perdió”, “no gana por ser un cagón” son razonamientos frecuentes en la derrota. Es curioso que a la cobardía nunca se le atribuyan éxitos. Tiene demasiada mala fama. El relato siempre ha sido cruel con los cobardes, como si la cobardía mereciera un castigo.

No sé si los cementerios están llenos de valientes o no, pero sí tengo claro que están llenos de equipos de Primera Federación que se lanzan por los tres puntos. Hace dos viernes, en un partido controlado del que sacábamos un buen empate, el Atléti B pilló al Murcia partido en dos y muy adelantado a falta de diez minutos. Curiosamente, apenas se dijo que perdimos por ser valientes.

Era un partido para sumar y, sobre todo, para que el rival no sumara tres puntazos. Como el de hoy. Tal y como está la clasificación, el objetivo debería ser disputar un playoff, por fin. Dar ese paso después de un par de años quedándonos cerca. Es tiempo de encajar poco, de porterías a cero, de defender muy juntos e incluso, si toca, arropando atrás a nuestros centrales.

Ya sabemos que la presión del entorno, avivada por el dueño, exige ir a por el primer puesto, pero el míster debería ser valiente y atreverse a ser cobarde. “Valor y cobardía dependen de las circunstancias”, le dice Sun Tzu en El Arte de la Guerra. “La cobardía nace del valor, Fran Fernández”, le añade poco después, por si no le ha quedado claro. El Castilla da miedo, sí, pero es un miedo buenísimo, de ese que debe protegernos y hacernos sentir vivos, aspirantes a todo a falta de diez partidos, en un viernes más ilusionante que cualquier otro porque hoy juega el Murcia.

Oliva

@beandtuit

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