NÁSTIC TARRAGONA-1-1-REAL MURCIA
NÁSTIC: Dani Rebollo, Migue Leal, Joan Oriol, Unai Dufur, Enric Pujol (Antonio Leal, 83), Gorostidi, Óscar Sanz (Montalvo, 63), Roberto Torres (Pablo Fernández, 46), Álex Jiménez (David Concha, 78) , Víctor Narro (Jaume Jardí, 63) y Antoñín. Suplentes: Varo (ps), Joan Salva (ps), Pol Domingo, David Juncá, Subirats, Gutiérrez y Marc Fernández.
REAL MURCIA: Gazzaniga, David Vicente, Alberto, Saveljich, Cadete, Moha (Isi Gómez, 83), Yriarte, Pedro Benito (Toral, 73), JC Real (Davo, 73), Loren Burón (Pedro León, 63) y Flakus (Raúl Alcaina, 83). Suplentes: Íker Piedra (ps), Jorge Mier, Jaso, Ian Forns, Palmberg, Boateng y Kenneth.
Árbitro: Bestard Servera (colegio mallorquín). Amarillas para el local Joan Oriol y el visitante Rául Alcaina.
Goles: 0-1 (min. 40): Pedro Benito. 1-1 (min. 74). Pablo Fernández.
Incidencias: Nuevo Estadio Costa Dorada. Presencia de más de un millar de seguidores murcianos en las gradas.
Comentario: Empatamos. Y no vale sumar puntos, vale no perder. No perdimos. Incluso, pudimos ganar, pero el rival, bien vestido para el choque, también jugaba a esto y a lo que le surgiera, porque lo demás eran los sueños y porque a nosotros nos servía no perder. Ceñidos ellos a jugar a todo lo que fuera ganar, no fueron dentelladas lo que sufrimos, fueron nuestros propios arañazos. Al final, viendo esto, la balanza, con mucho, se desequilibró para nosotros, porque para los nuestros y los vuestros lo mejor era regresar para casa saboreando un pastel de carne que nos sigue valiendo para una digestión sabrosa, de cuando te repite la comida con buen gusto, de cómo se asoma la rabia del orgullo por el trabajo bien hecho.
Y en este trabajo, hay que destacar el planteamiento de Fran. Insultado por algunos, malinterpretado por los que saben de fútbol tanto como de programas de corazón, pero defendido por los que saben de esto, por los que no son agoreros, por los que ven siempre la luz en el túnel iluminado. El de Almería no tuvo dudas sabiendo que el rival, que en su campo se multiplica y parece más de lo que es, no quería bailar, quería pisar, marcar territorio y sacar la barbilla por encima de nuestros hombros. Pero no, Fran hizo competir a los suyos como suelen hacerlo quienes van a partidos cortos, quienes buscan resultados por encima de belleza, quienes se imaginan ascendiendo a un equipo y cumplir la función para sellar el visado. Y como él, muchos de los suyos, ayer soldados fieles a una causa donde el esfuerzo y la solidaridad eran el alimento y la energía. Poco más se les puede exigir, aunque habrá algunos indigentes al optimismo que encontrarán la duda y la interrogación como marca de la casa.
Por lo demás, poco que contar cuando el rival jugó ceñido a Víctor Narro, su estilete más diferencial, y a una estrategia desde el banco excesivamente conformista. Carecieron los de casa de empuje, de correr con sentido, de limas para afilar los dientes y morder. Pero no caigamos en lo sencillo; a nivel defensivo, el Real Murcia estuvo impecable con una actitud intachable y un empeño ante la tarea de quien programa noventa minutos de su vida con buena letra y ortografía precisa. Y ahí estuvieron, con tan poco en la bolsa como concentración y trabajo, y fueron infinitamente mejores en el primer acto. El gol de Pedro Benito, en una jugada de arquitectura ofensiva preciosa, sacó brillo al escudo grana. Antes, Flakus no llegó a ese lugar donde se gusta en su cita con el gol, a su duelo con el meta rival agarrado por Enric Pujol. El colegiado, poco amigo del silbato, evitó acercárselo a sus labios cuando la justicia lo exigía. Pero bueno, no quisimos comérnoslo cuando debíamos hacerlo -en eso, sí somos blandos, muy blandos-.
Espabiló Luis César en la reanudación con los cambios. Solo Pablo Fernández sacó de la zona de confort a los defensores murcianos. El asturiano hizo lo que debía, lo que suele hacer los que le hemos visto cómo juega, lo que sabía Fran que haría y que hizo que Yriarte y Moha se dejaran los pulmones auxiliando a su zaga. Los cambios de los nuestros eran previsibles; no hay partido sin minutos para Pedro León, por enjundia y por el historial en la frente del rival. Amedrenta tenerle como rival, y eso en el Murcia es un plus que magnifica. Pero, de nada sirvió el temor escénico ante un Pablo que seguía desatado. En el único error defensivo de lo nuestros, marcó. Le dejaron metros, se acularon en el fondo del área y Pablo, con efecto, marcó al palo largo de Gazzaniga.
Con el pastel repartido, el partido ofreció un nuevo amanecer cuando muchos buscábamos dormir, el sueño, el final de la jornada. Nos podía entrar la congoja y, ahí, no somos buenos. Pero el Nástic nos igualó a nervios, repartimos la tensión y, a no jugar y romper el ritmo, nos ganan pocos. Hasta eso hay que hacerlo bien y nosotros somos expertos porque los leones cuando cazan la presa tienen peores registros que el Murcia con actitud defensiva. Ayer, vivimos asociados a un presente donde solo servía vivir, jugar siempre resucitándonos, funambulismo a ras del suelo. Sigo pensando que somos más lo que algunos cuentan, de todos esos -que son muchos- que nos minimizan, que buscan el error cuando no fallamos. No recuerdan que estamos barriendo el suelo del pobre, con mejor escobas que hace unos años, pero no dejamos de pelar la patata para hacer un caldo que ayer nos supo a gamba roja del Mar Menor. ¡Que aproveche!
Ángel García
@__AngelGarcia__
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