Hoy juega el Murcia. En Sevilla y en abril, nada menos. Ocasión propicia para vivir una de las mejores cosas que hay en el mundo: ver jugar a tu equipo fuera de casa. ¿Ocasión propicia? No en España, claro.

Para empezar, por el horario, un clásico de la estupidez en estas categorías. ¿Qué sentido tiene jugar casi en la noche del domingo un partido que no sea de Primera División? Ninguno, pero se seguirá haciendo. Esto es España, ese lugar en el que los que dirigen el cotarro llevan años alejando a los hinchas de los estadios.

Pero en esta ocasión, como en otras, el mayor problema para ver al Murcia fuera de casa no es el día ni la hora, sino el equipo local –que, no lo olvidemos, es un filial— y esa tendencia actual a inventar reglas absurdas para combatir el odio que tanto odio generan: “En las gradas de los aficionados del Real Betis no estará permitida la presencia de aficionados con distintivos del equipo visitante”, ha comunicado oficialmente el Betis. Para un partido de su filial, ojo. Generar odio donde no existe odio. Esto es España.

Siempre me ha parecido algo desatinada esa expresión tan manida de “los valientes desplazados”, ese calificativo. Eso de “los 150 valientes murcianistas que se desplazaron a Valdepeñas”. No, hombre. Llámalos afortunados, porque siempre me darán envidia; llámalos perspicaces, porque saben de la vida; llámalos incondicionales. Siempre me ha parecido que el que habla de valentía no sabe bien lo maravilloso que es acompañar a su equipo, por muy duro que sea el viaje. Pero ahora, en tiempos de persecución institucional del hincha, quizá sí que podamos empezar a hablar de valentía. Esto es España, donde se desplaza a los desplazados.

En cualquier caso, y por muy difícil que nos lo pongan, ver jugar a tu equipo fuera de casa, por cualquier parte de España, siempre será una de las mejores cosas que hay en el mundo. Desde El Ferrol a Girona, desde Huelva a Los Garres. En cualquier parte, en cualquier categoría, en cualquier estadio, rodeado por miles o en la soledad de una grada helada. Esa sensación de estar ahí, de formar parte de algo. Pocas emociones tan especiales. Estar ahí, donde hay que estar, con el añadido fascinante que supone la posibilidad de celebrar un gol fuera de casa.

Y hoy, como en cualquier parte de España desde hace décadas cuando juega el Murcia, habrá al menos un incondicional del Murcia en las gradas. Medio centenar en la grada visitante, más otro centenar de valientes a los que no frenará ninguna regla absurda. Esa sensación de estar ahí, ese momento de ver saltar a las once camisas granas fuera de casa. Vivirlo. La posibilidad de un gol que sería inolvidable. En Sevilla, en abril, donde sea, cuando sea. Hoy juega el Murcia.

 

Oliva

@beandtuit

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