Hoy juega el Murcia. Jugamos en nuestro particular paraíso de esta temporada: lejos de casa. Y bastante lejos, además, en Extremadura, por si poner más distancia con nuestro infierno casero sirviera de algo. Pero casi que da igual dónde. Como fuera de casa, en ningún sitio. Mérida suena bien.

Esta semana las dudas inundaron el murcianismo tras la nueva derrota en casa, que desencadenó un incendio que debía arrasar con todo, como los que acostumbra a prender el murcianismo. Un partido con todos los mediocentros lesionados y que estuvimos a un palo de darle la vuelta debía acabar con todo y con todos. No hay excusas, acostumbran a decir. Nada que objetar a ese arranque incendiario del otro día, por cierto: yo salí del campo buscando antorchas.

Pero el capitán salió a mitad de semana para apagar todos los incendios. Y no lo hizo sólo por apagarlos: lo hizo por sentido común. Pedro León no se inventó nada, no interpretó nada, no contó su relato. Sólo habló de hechos: a finales de marzo, dependemos de nosotros para lograr el ascenso directo. De cuestiones indiscutibles: estamos compitiendo bien. De realidades: esta situación la hubiéramos firmado todos el 1 de agosto. Y puso deberes para el futuro: en casa hay que cambiar algo todos, jugadores, cuerpo técnico y afición.

También dijo algo que necesitábamos escuchar: el vestuario está unido. Algo de lo que jamás hemos tenido ninguna señal para dudar, pero que necesitábamos escuchar en mitad del incendio. Un capitán para entrar en el edificio en llamas y rescatarnos, al menos durante una semana más.

Pedro ya ha jugado este domingo, justo la jornada en la que no puede jugar por sanción. Algún día nos daremos cuenta de que todo juega, cada pequeño detalle de un día entre semana, cada gesto, cada grito de aliento en la grada. De que un equipo de fútbol tiene un alma que va mucho más allá de los 90 minutos. Por eso necesita jugadores vinculados, lo que tradicionalmente menos hemos tenido. Algún día nos daremos cuenta de que todo está por construir, no por incendiar. Algún día, tal vez, podamos ser un equipo al que Pedro León no quiera abandonar con 20 años.

Dice la canción que Lolololó, lolololó, vamos a Segunda con Pedro León. Y es una letra bonita, que dice más de lo que parece. Después de tantos años en el desierto, no nos vale subir de cualquier manera. Queremos un ascenso romántico, queremos un ascenso con símbolos, queremos el ascenso del equipo que nunca fuimos. Lo importante no es subir a Segunda, sino hacerlo con Pedro León. Quedan 14 finales, dijo el 14. Hoy no juega, pero ya ha sido el mejor del partido. Hoy no juega; hoy juega el Murcia.

Oliva

@beandtuit

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