Hoy juega el Murcia, siete días después que se han estirado hasta el infinito. Ha sido una de esas semanas de varios meses en las que, con tantos días y tantas horas, hemos podido vivir todos los estados de ánimo posibles: desde el pase cómodo certificado antes del descanso hasta la cruel eliminación que más tememos, pasando por un sinfín de escenarios posibles. Y los que nos quedan hasta que comience el partido.
Que Carlos Alcaraz salga a entrenar con una camiseta del Murcia a Roland Garros ha sorprendido más en Murcia que fuera, donde se ha visto como un gesto lógico de apoyo al equipo de su tierra, en la línea de Alcaraz, que no desaprovecha un instante para gritar su murcianía. Pero aquí, sin embargo, sigue extrañando que un triunfador pose con orgullo con la camiseta de un equipo de tercera división. En ese sentido, el gesto de Carlos puede tener un impacto tremendo para acabar con ese complejo que tanto nos ha restado durante generaciones. Grande, Carlos. Gracias, Carlos.
Al margen de esa alegría, la semana, con su sinvivir y su angustia, ha sido en realidad espléndida, o angustiosamente espléndida, de una intensidad que impulsa murcianismo, que nos hace creer y crecer, pase lo que pase. No es momento de recordar dónde estábamos hace no tantos años. O quizá sí lo sea. No era cuestión de dónde estábamos, sino de cómo estábamos. Sentenciados en nuestra propia ciudad.
Hoy, casi 32.000 personas van a darlo todo para empujar al Murcia un poco más arriba, pero será el fútbol, con sus caprichos y sus córneres, sus decisiones técnicas y arbitrales, sus botes imprevistos y su propia justicia, el que decida. Ojalá podamos celebrar, pero esto es fútbol. Y el Murcia, afortunadamente, no es sólo fútbol. El Murcia no es ganar o perder hoy. Ni siquiera ese empate en la prórroga que nos vale.
El Murcia es este sinvivir de semana, esta ansiedad sonriente; ese desasosiego al despertar, el día del partido, ese sudor frío, ese estómago suelto, esa ilusión en el pecho, entre el dolor y la gloria, que siempre será una ilusión más parecida al amor que al fútbol. Todo eso es el Murcia.
No sabemos si esta aventura 24/25 terminará hoy. No sabemos si da mala suerte despedirse por si acaso, o si más bien es al contrario, pero pase lo que pase hoy, no olvides que volverá a ser fiesta siempre que juegue el Murcia. Da igual dónde, da igual contra quién. Ojalá podamos dar ese ansiado paso que nos empuje un poco más arriba, pero recuerda que lo más importante es no quitarnos nunca esta camiseta. Pase lo que pase. Hoy juega el Murcia.
Oliva
@beantuit
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