Hoy juega el Murcia en Madrid. Leo esta semana a Alberto Lozano y a Avo Miralles, dos tipos que, desde la pasión incondicional, siempre dicen cosas interesantes del Murcia, hablar sobre una maldición madrileña de la que no era demasiado consciente: no ganamos en esa comunidad autónoma desde hace más de 18 años, en Segunda A, al Castilla. Hace tanto de aquello que hasta las jóvenes promesas de aquel Castilla –Borja Valero, Juan Mata, Álvaro Negredo— ya se han retirado. Leo a Alberto decir que, desde entonces, 5 empates y 11 derrotas en Madrid. Leo a Avo decir que, en Madrid, sólo 3 victorias de 27 partidos en este siglo agitado que llevamos.
Detrás de todos estos datos, aparte de alguna historia bonita que recuperar, buscamos señales, indicios de que las cosas por fin pueden salir bien este año. Agarrarnos a algo más sólido que las supersticiones, con una base más racional, pero con argumentos futbolísticos igual de frágiles: la última vez que el Murcia ganó en la Comunidad de Madrid, el Murcia subió; por tanto el Murcia subirá este año si gana en Madrid. Claro que sí.
Todos lo hacemos, es inevitable. La búsqueda de señales forma parte de la manera de vivir un equipo, y el murcianismo ilusionado se agarra a cualquier cosa para volver al fútbol profesional, desesperado en busca de señales, ya sea que la Semana Santa caiga tarde, que Irlanda gane Eurovisión o que tu cuñado se compre un coche nuevo. En clave murcianista, cualquier cosa nos vale. Cualquier anécdota puede ser una señal de que este año es el año.
La última señal la vivimos todos en Nueva Condomina el pasado domingo: ese balón de Flakus Bosilj lo hemos visto durante años cómo se va frenando y no llega, o cómo golpea en el palo y se sale, o cómo se marcha por centímetros, con la grada resoplando. Hemos visto cualquier resolución con final infeliz. Pero ese balón, esta temporada, entró. ¿Una señal?
En cualquier caso, por seguir con el partido del Ceuta, lo más fascinante de aquel día fue que más de la mitad de los 30.000 que llenaban el estadio no tienen recuerdos del Murcia más arriba de la tercera categoría. Un dato tremendo sobre la juventud de esta hinchada que me hace pensar que, más allá de las señales del pasado que vemos en cualquier esquina, esta temporada sobre todo alimentará de señales a las próximas generaciones.
Alberto y Avo nos hablan todas las semanas de una serie de datos históricos a los que agarrarnos para proyectar nuestra ilusión, pero tal vez lo mejor que tenga el Murcia actual es ese potencial como generador de señales para el futuro. Los zagales de ahora hablarán del año en el que remontamos dos veces en Sevilla, o del año en el que dejamos de perder en casa con el campo lleno. Quizá también del año en el que continuó la maldición madrileña; o quién sabe si del año del zarpazo en Alcorcón, un Domingo de Resurrección como hoy en el que empieza la fiesta grande de esta tierra y encima juega el Murcia.
Oliva
@beandtuit
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