SD TARAZONA-1-0-REAL MURCIA

SD TARAZONA: Josele, Ángel López, Andrés Borge, Marc Trilles, Chechu, Carlos Nieto, Carrasco (Toni Ramón, 91), Imanol (Vaquero, 71), Soto (Armero, 70), Busi (Javi Gómez, 56) y Cubillas (Agüero, 56). Suplentes: Amigo (ps), Traoré, Álex Fita, Martínez y Álvaro Jiménez.

REAL MURCIA: Gazzaniga, David Vicente, Javi Mier, Alberto González, Andrés López, Cristo, Sekou, Moyita, Palmberg (Isi Gómez, 75), Ekain (JC Real, 60) y Flakus (Pedro Benito, 60). Suplentes: Piñeiro (ps), Héctor Pérez, Antonio David, Sarabia, Pedro León y Bustos.

Goles: 1-0 (min. 67): Javi Gómez.

Árbitro: Brull Acerete (colegio catalán). Expulsó, por doble amarilla, a Sekou en el 59´. Amarillas para los locales Imanol, Soto, Agüero, Borge, Trilles y su técnico Juanma Barrero. Por los murcianos Mier, Cristo y Andrés López.

Incidencias: Municipal de Tarazona con medio centenar de granas desplazados.

Comentario: Hay cosas que pueden salir regular cuando no van las cosas bien. A veces, pocas veces, suena la flauta y todo sale increíblemente bien aunque no se merezca, pero, generalmente, lo que mal empieza tiene un final lamentable sostenido por un argumento que acaricia el esperpento con ternura, con un afecto impropio de la necesidad que la realidad exige.

Lo del Murcia se acerca a esta realidad aunque nos pretendan vender que en el mercado todo el producto es bueno, que tiene calidad, que no conviene desaprovechar ante una oferta que reduce los precios y limita la mercancía. Goiria, de momento, es ese mercader que nos está vendiendo un oso sin piel que aún no sabe donde cazarlo. Quizás cuando lo vea sea tarde, se equivoque de bestia y nos oferte un elefante. Quizás, solo quizás, porque el desastre al que se asoma el club puede alcanzar a una afición hastiada de fútbol y con el hartazgo permanente de las cosas mal hechas; en las oficinas donde se cimentan proyectos y en el césped donde no se ven mimbres. Puedes firmar cuchillos, afilar filos, sacar brillo al hierro… y no jugar a nada.

Es una situación la que viven los aficionados que ya no se queda el relato ceñido a las quejas. Vale, queda mucho, otros equipos en peor situación consiguieron su objetivo, pero esos equipos no movían la realidad de los granas, no se sentían empujados por un sentimiento de más de 17000 socios, no veían el caramelo pasar delante de sus labio sin cogerlo. Quedan muchos puntos pero las sensaciones de pretemporada, lo que se sentía cuando se gastaba 700K en Flakus y Sekou era algo mayor a flirtear con el descenso apenas mes y medio después.

Lo peor es que ya no solo se minusvalora el poder de una plantilla que venía henchida de experiencia, no. Lo peor es tener un técnico para nada barato como es Etxeberría en cuyo teclado han desaparecido las teclas para dar con la solución. El gameover grana le lleva a perderse en círculos cuadrados, a jugar sin una definición donde las probaturas -semana tras semana- inciden en la moral de los jugadores; el juego de sillas entre porteros, un dibujo táctico que menosprecia en algunos recintos la entidad del club, el devaneo entre lo que se pretende y lo que se consigue… en fin, que no valen excusas, anclarse en la creencia de quedar más de noventa puntos en juego. No sirve, no. En Tarazona se demostró. Este equipo es el Real Murcia, un transatlántico presupuestario en la categoría, y hay que golpear desde la primera jornada, copiar el modelo Tenerife del Grupo I y no pensar en tener una media inferior a un punto por partido tras siete jornadas.

Y el día a día, como el partido de Tarazona, muestra nervios, muestra decadencia en el juego, muestra un bloque que sólo ha sido capaz de dejar su portal a cero en el debut, un equipo que lleva una media inferior a un gol por encuentro pese a la dinamita que tiene del centro del campo hacia adelante.

Excusarse en lesiones es señal de cobardes; tienes presupuesto para doblar posiciones y el equipo es deficitario en su confección. Además, cualquier rival con muy poco te tatúa.

En Tarazona el ridículo fue ejercido durante muchos minutos. Hay quienes culpan a la expulsión de Sekou cuando hasta ese momento apenas se había creado peligro. Hay quienes se ofuscan encontrando luz al final del túnel cuando solo tiene Felipe linterna para guiar en el camino y decidir, hay quienes mantienen sus dudas aferradas a un milagro cuando ni el DD ni el míster tienen un credo definido. Otros, en situaciones mejores, fueron cercenados de raíz, lanzados a un cadalso dirigido para hacer daño. Recuerdo a Fran Fernández, a Alfaro, a Javi Recio o Manolo Molina. Ellos no tuvieron bula papal, ellos asistieron a un maremoto que les engulló. ¿Ahora no hay esa crítica interna?

Ángel García Álvarez

@__AngelGarcia__

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