Hoy juega el Murcia. Lo hace en Yecla, lugar tradicionalmente inhóspito para el murcianismo. En La Constitución, aquel infierno inexpugnable de la segunda mitad de los 90. El Murcia llegaba a Yecla y allí siempre era de noche y hacía frío, aun en primavera. El Murcia llegaba a Yecla y daba un poco igual cómo llegara el equipo o cuál fuera la alineación. En Yecla no se ganaba.

En aquellos años se forjó una especie de rivalidad que terminó de crear algo parecido a un derbi, en ese ambiente hostil y crispado, antimurciano, en el que siempre hacía frío y era de noche y el Murcia no ganaba. Porque un derbi necesita de rivalidad, de cierta rivalidad histórica, y de un motivo regional o local, algo que en este caso es también discutible.

Hace cinco o seis años, comí con la familia y unos amigos en Yecla, de cine, como se suele comer allí. Al terminar, mi amigo Ramón, alhameño y culé, pensó que podríamos tomar el café en algún sitio viendo el Barça-Betis, que empezaba. Llegamos al bar perfecto, por el centro, ambiente futbolero y ocho o diez parroquianos de frente viendo un partido. Casi que estábamos ya pidiendo un copazo cuando, de repente, Ramón se dio cuenta de algo raro en los comentaristas. No era el Barça, no. Aquella buena gente disfrutaba de un Olímpico de Totana-Yeclano de Tercera que alguna tele local emitía.

¿De dónde será esta gente que no pone en sus bares los partidos del Madrid o del Barça? ¿De dónde, con empanadillas con patata en lugar de con tomate? ¿De dónde, si no pisan el Mar Menor ni Mazarrón? ¿De dónde serán, si aplauden al equipo incluso cuando pierde, si arropan a sus jugadores y a su entrenador los 90 minutos, pase lo que pase?

En muchos sitios de la Región de Murcia la gente no se siente demasiado murciana, ya sabes, menudo pitote llevamos; qué cuidado hay que llevar para no ofender. Pero en Yecla es distinto: no es que no se sientan murcianos, es que no lo son. ¿De dónde son entonces? La leyenda dice que son del norte, pero no del norte de la Región, ni siquiera de España, sino de un norte simbólico donde siempre hace frío y es de noche y el Murcia no suele ganar.

El paso del tiempo y la autovía los ha ido acercando, y algún yeclano hasta se empieza a plantear dejar Benidorm por Cabo de Palos. Pero ojalá conserven siempre esa identidad tan marcada, que futbolísticamente los ha convertido de largo en la mejor afición de la Región de Murcia, tal vez de todo el sureste.

Así que hoy es fiesta, sea esto un derbi o no. Habrá rivalidad y jugaremos en ese lugar extraño y norteño que sorprendentemente tenemos dentro de nuestras fronteras. Hará frío, será de noche y tal vez perdamos. Recordaremos aquellas derrotas de la segunda mitad de los 90 y celebraremos este precioso regreso a La Constitución y, sobre todo, que hoy juega el Murcia.

 

Oliva

@beandtuit

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