REAL MURCIA -1-1- AD CEUTA

REAL MURCIA: Gazzaniga, David Vicente, Alberto González, Jaso, Ian Forns, Palmberg (Moha, 57), Isi Gómez, Pedro Benito (Toral, 67), Flakus, Pedro León (Carlos Rojas, 57) (Cadorini, 87) y Raúl Alcaina (Davo, 46). Suplentes: Íker Piedra (ps), Jorge Mier, Kenneth Soler,  Cadete, Yriarte, Boateng y Loren Burón.

AD CEUTA: Guille Vallejo, Aisar, Capa, Yago Cantero, Redru (Jacobo, 75), Youness, Rubén Diez (Bellotti, 75), Kuki Zalazar, Andy Escudero (Carlos Hernández, 66), Koné (Cristian Rodríguez, 75) y Rodri Ríos (Dani Aquino, 85). Suplentes: Pedro López (ps), Borja López, Almenara, Corral, Jota, Bless y Diego Rodríguez.

Árbitro: Romero Freixas (colegio catalán). Amarillas para el local Gazzaniga y los visitantes Aisar, Capa y Kuki Zalazar.

Goles: 0-1 (min. 33): Rodri Ríos; 1-1 (min. 82): Flakus.

 Incidencias: Nueva Condomina. 29920 espectadores, con casi 200 aficionados ceutíes.

Comentario: Puedes calentar la semana, echar carbón a la vida y esperar cenizas de las brasas mientras arden. Puedes hacerlo para motivar a la gente, a los de siempre y a los subecarros, a los que se desgañitan en la grada y a los comepipas. Puedes hacer tantas cosas para tratar de hacer un ejercicio de resiliencia, que luego nada sirve. Te vas con un empate, que no despeja dudas pero que saca sonrisas, que no muestra armas, pero que pone tiritas ante heridas donde la sangre no brota. Puedes como presente de indicativo de un poder que te deja sin miel en los labios, con la lengua seca y las dudas de siempre, aunque los no habituales y los acoplados a la fiesta apenas bailaran. En fin, lo de siempre; buscas un lleno y no consigues la victoria porque el campo ni gana ni da puntos, aunque algunos apelen a la emoción de las colas en las entradas, al bufandeo barato y a la falta de compromiso de quien no se asoma por Nueva Condomina cuando ni hay duras y las  maduras se esconden.

Vamos a lo de siempre, al partido. ¿Qué os cuento a vosotros que habéis ido? Lo de siempre. Un equipo hueco en el primer acto y excelso en el segundo. Un equipo con taras iniciales y macizo con los cambios. Un equipo asombrado del tamaño alargado de su sombra y luminoso en campo contrario cuando el rival, con el paso de los minutos se encogió. Pero ¡qué equipo! Dadme siempre rivales como este Ceuta de orfebre. Dadme un equipo que sabe a lo que juega y que sabe cuando no quiere jugar. A estos rivales les vale competir, puntuar y despedirse de los choques sumando. No necesitan mucho más. Y eso que algunos medios le dieron candela a la semana. Tanta como para motivar a Rodri Ríos para demostrar lo que no le dejaron en Murcia, tanta como para minimizar a los granas en una primera parte donde Isi Gómez se multiplicaba para dar salida, velocidad y criterio al balón con la soledad de sus pulmones y el aliento rival en el cogote. Poco más cuando los de JJ Romero -el técnico que no dejaron firmar a Javi Recio el curso pasado- necesitaban poco para sus prospecciones ofensivas en campo local. Eran superiores los norteafricanos, desde su origen en Vallejo, hasta su epílogo ofensivo. Marcaban el ritmo y una cadencia que hacía sufrir a Palmberg, con poca ayuda de los extremos. Jugar con dos puntas, aunque cayera más Flakus en la recuperación, descuadró la geometría de un bloque con más ganas que fútbol. Porque en las trincheras ganaron, en este primer acto los caballas. Y más, tras el gol de Rodri Ríos -celebrado con perdón a un respetable irrespetuoso que le abucheó- que les ajustició.

Fran Fernández buscó una mano ganadora en la baraja grana tras el descanso. Pero no logró arrastrar de as de oros hasta que apareció Moha, el rey de los naipes, para iluminar a un equipo que racionaba el ritmo rockanlolero de Isi Gómez, con dosis mínimas. Entre los dos comenzó el baile; distribuyeron balones, abrieron el campo, lanzaron diagonales y encontraron la tinta para diseñar un nuevo dibujo donde el cuadro visitante se empequeñecía por momentos. Parecía otro Murcia mucho más vertical. Carlos Rojas, tras su tarde mágica sevillana, ofrecía lo suyo desde la diestra, Davo caía entre líneas y Moha, con el escudo de Isi Gómez, bailaba la mejor canción. Así llegó el gol, con la ayuda de Guille Vallejo. Es el meta castellano uno de los mejores de la categoría, de largo. Convencido estoy de que esta en el top3 entre todos los guardametas, pero, tras un partido inmaculado, una mala salida le dio el empate a los de casa. Flakus, a diez del final, firmaba el armisticio grana en esa acción.

¿Qué más contar? Que casi se llega a los treinta mil, que las colas de salida y entrada tuvieron más capítulos que el Quijote, que muchos sonrieron al ver todo el estadio de lleno; de los de siempre que sufren, y de los que sufren viniendo -pero hay que venir para estar ahí y contarlo entre semana para ajustarse la medalla en el pecho-. Todo para escuchar a algunos de estos últimos, tras el pitido final, que es lo de siempre, que juegan muy mal, que en esta categoría no se ve nada, que la vida, pienso yo, para algunos es muy triste. No vengáis, de verdad. Dejad a los habituales con su alma a jirones de murcianismo, dejadles soñar con el ascenso que solo su sentimiento vale más que la vida de los que buscan espacio en el carro para brincar y hacerse hueco. 

Ángel García

@__AngelGarcia__

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