Hoy juega el Murcia, señoras y señores, hoy es fiesta. Y ya no nos quedan tantas fiestas en casa. Viene el Antequera y después vendrá el Algeciras, y después, muy probablemente, vendrá un equipo del otro grupo para poder jugar, por fin, un playoff en esta tercera categoría que se ha quedado preciosa tras la reestructuración del fútbol español. Las cosas buenas hay que decirlas, y esto se hizo bien. Tampoco era tan difícil. Parecemos destinados a jugar esas eliminatorias: raro sería quedarnos fuera esta vez y está difícil alcanzar al Ceuta. Pero tal y como está el fútbol en 2025 yo ya prefiero no dar nada por seguro. Este deporte, ya se sabe, es tan
imprevisible que apenas parece un deporte. No es una carrera de 100 metros, en la que gana el más rápido; no es un partido de tenis, donde quien juega mejor se lleva la victoria. El fútbol es otra cosa desde siempre, pero además en
estos tiempos vemos cosas aún más raras, giros más impensados, de esos que lo hacen parecerse aún más a la vida. 

Basta con ver al City de Guardiola, por ejemplo, cómo increíblemente se ha desmoronado por completo, sin poder tener la posesión y lleno de centrales después de gastarse miles de millones; como si Pep, uno de los mejores entrenadores de la historia, de repente no comprendiera este juego. Basta con ver cómo Dembélé es ahora un goleador serio candidato al Balón de Oro. El fútbol hace cosas raras, y equipos sólidos se desvanecen en un par de semanas mientras equipos rotos se hacen fuertes de repente; el fútbol es una mezcla tan dispersa de precisión, físico, táctica, concentración, cojones y azar que se convierte en una disciplina casi imposible para el pronóstico. Nada lo podrá explicar mejor que el “fútbol es fútbol” de Vujadin Boskov, que acertó genialmente con la definición perfecta, la única posible. 

Pero no tenemos que irnos muy lejos, sólo hay que mirar al Murcia de esta temporada, que cuando mejor funcionaba como equipo, dominando partidos en los que apenas nos llegaba el rival, le costó un mundo ganar; y ahora que es difícil hacerlo peor, cuando el rival más nos llega, con peligro constante y con Gazzaniga (o Piedra) destacados, estamos ganando más que nunca. No sé si exagero, pero juraría que el Murcia 24/25 ha ganado los partidos que peor ha jugado y no ha ganado aquellos en los que mejor juego desplegó. Caótico. 

Cualquier escenario es posible y eso, en clave murcianista, significa, por supuesto, que aún somos capaces de liarnos y quedarnos sin playoff, pero también que, si hoy somos capaces de ganar, el fútbol y su capacidad para cualquier cosa aún podría sorprendernos y llevarnos al último partido de liga con opciones de terminar como campeones. 

Fútbol es fútbol, y tal vez por eso no hay que enfadarse demasiado por los reveses que nos sacude a veces, porque no se rige por los códigos justos del deporte, sino por los injustos de la vida. A nosotros sólo nos queda seguir ahí, apoyando, disfrutando de que, por muchos reveses que nos sacuda, no han podido quitarnos lo único importante: que hoy juega el Murcia.

 

Oliva

@beantuit

¡Síguenos en nuestro canales!

50% LikesVS
50% Dislikes