REAL MURCIA-0-0-MARBELLA FC

REAL MURCIA: Gazzaniga, Mier, Alberto González, Antxón Jaso, Cadete, Moha, Larrea (Palmberg, 48´), David Vicente (Pedro Benito, 56´), JC Real (Loren Burçon, 74´), Toral (Carlos Rojas, 74´)y Carrillo (Pedro León, 56´). Suplentes: Íker Piedra (ps), Saveljich, Knight, Andrés López, Laurent y Cadorini.

MARBELLA FC: Dani Martín, Jorge Álvarez (Jean Aniel, 70´), Diori, Acosta, Carrasco, Aitor Puñal (Genar Fornés, 59´), Carmona, Soto (Ohemeng, 31´), Marcos Peña (Olguín, 70´), Callejón y Ryan Edwards (Javi Duarte, 31´). Suplentes: Lejarraga (ps), Yuezhend, Alayeto, Pablo Muñoz y Daniel Ryan

Goles: Sin goles.

Árbitro: Sánchez Sánchez (colegio extremeño). Amarillas para Luis Acosta (5´), Alberto González (33´), Jorge Álvarez (43´), Dani Martín (68´), Palmberg (83´) y Genar Fornés (88´).

Incidencias: Nueva Condomina. 14506 espectadores, con la presencia en el palco de Carlos Alcaraz.

Comentario: Se puede pensar que empatar te hace arrastrar las cadenas, que te ancla a dudas y que caminas dando pasos a medias. Pero siempre es mejor puntuar que no hacerlo. Mirarse la solapa impoluta también permite dar valor a un premio mediatizado por un rival que no vino a destruir cimientos, sino a hacer más fuertes los suyos, aunque fuera defendiendo, aunque fuera minusvalorando el juego para priorizar sus armas. No ganar, en estos casos, duele, pero seguir rascando puntos en tiempos de miseria futbolística debe ser sabor dulce al paladar.

Y eso, que a mí me cuesta hacer crónicas de partidos en sobremesas cuando, a falta de puro, café y baraja, te encuentras con dos equipos peleando por el liderato, con todas sus ballestas y con los cuchillos afilados. Cuesta, a mí, al menos, mucho. Comes, y ni siesta, que perderla es peor que decir adiós al tute y al arrastre. Menos mal que los granas, sobre el césped, están para traer los postres y los puntos. Este año se les espera, se les recibe y, ellos, a cambio, permiten soñar. Y cuando hablamos de sueños volvemos a la siesta y todo vuelve a empezar.

Así fueron los sucesos de una crónica que, durante muchos minutos, no hubo por donde tratar de darle inicio. Cuesta, insisto, hacerlo cuando se firma la asistencia para buscar acomodo en el error del rival, no en la creación propia. Porque las presencias en las áreas fueron constantes, pero diluidas por muchas taras en la definición. Por un lado, los de casa; nerviosos, queriendo rematar antes de tener el balón -el ansia de agradar, supongo-. Por los andaluces, la presencia de Callejón, que tiró todo lo que tuvo en los pies, oscurecía las cabalgadas de sus compañeros para darle oxígeno y sustento. Con estos mimbres, poco se podía construir que realmente fuera digno de permanecer en unos anales en los que el paso de los minutos era lo mejor para todos. Tácticamente, a Fran Fernández se le revolvía el alma para deshacer la madeja que había colocado su colega en el tapete murciano. Le dolió al equipo de casa atacar una defensa de tres, con dos carrileros largos. Solo el oasis ofensivo del canterano Toral, con chispazos pero sin fuego, parecía dar calor y temperatura a lo que pretendían los granas. Y, con tan poquito, se llegó al descanso. Vale que jugaban dos equipos por el liderato, que ambos presentaban propuestas para merecer algo más, vale, pues eso. Que mejor hubiera sido el tute y el chupito.

Los cambios marcaron el guion expuesto por los locales en el segundo acto. Las entradas de Palmberg, Pedro León y Pedro Benito ofrecieron muchas más prestaciones a un equipo que comenzó a acodarse en campo contrario. Los del Marbella, acostumbrados a no sufrir, no quisieron mantenerse encogidos para andar mirando el reloj tan pronto. Por eso no dijeron adiós a soltarse, de vez en cuando a territorio grana, pero solo eran rasguños sin importancia el daño que hacían a los de casa. Apareció entonces, por dos veces, JC Real. En la primera, en el 60´, remató de forma frívola una incursión por la banda de Toral. En la segunda, un par de minutos después, su disparo se le fue elevado. Anticipaba el contexto un dominio que se vio sellado por la mejor oportunidad hasta el momento del Real Murcia; un disparo de Toral a la madera en el 68 que enardeció a la grada.

El partido, palpitando nervios, no quería oscurecerse. Quedaba lo más importante; desatascarlo. El Marbella se conformaba con sumar y a los granas les pesaban los minutos. No podía anochecerse un duelo con Pedro Benito rastreando metros, marcando territorio en la presión. La salida de Loren Burón supuso la construcción de los deseos locales; superioridad en banda y peligro en su ritmo endiablado. Pero poco más, pudo más el apetito que los bocados en un ultimo cuarto de hora repleto de imprecisiones pero que siguen dejando al cuadro de Fran Fernández tan líder como lo fue la semana anterior.

Ángel García

@__AngelGarcia__

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