1. SANLUQUEÑO -0-1- REAL MURCIA

SANLUQUEÑO: Samu Pérez, Coke (Paquito Mwepu, 88), Rojas, Fer Román, Carbonell (Viti, 77), Bastida (Martín Calderón, 46), Joaquín, Álex Guti (Álex Escardó, 46), Zelu, Talaverón (Juan González, 58) y Nacho Ramón. Suplentes: Juan Flere (PS), Zaca, Cortijo, Sánchez, Álex y Pablo Lugo.  

REAL MURCIA: Manu García, José Ruiz, Marc Baró, Alberto, Rofino (Marcos Mauro, 46), Isi Gómez (Toti, 59), Sabit, Larrea, Loren Burón (Enol Coto, 57), Dani Vega (Carrión, 88) y Carrillo (Amín, 66). Suplentes: Gianni (ps), Andrés López, Álex Rubio y Sanchís.

Árbitro: Ortega Herrera (colegio valenciano). Amarillas para los murcianos Álberto (14´), Rofino (33´) y Larrea (83´) además del jugador local Coke (29´).

Goles: 0-1 (min. 26): Loren Burón remata al palo largo escorado a la izquierda del meta Samu Pérez.

Incidencias: El Palmar de Sanlúcar de la Barrameda. Dicen que 2000 espectadores en las gradas.

Comentario: Hay veces en los que rezar a los santos es la única solución. Otras, para los escépticos, en las que es mejor soñar y pensar en superhéroes, contar los minutos y aferrarte a unos segundos que no pasan nunca. Y hay veces en los que los sueños ganan sustancia, se hacen presentes y se sostienen en hechos terrenales. Los sueños, como decía uno de los Machado, tienen algo más importante, despertar. Y en Sanlúcar, entre superhéroes, manzanilla, los nervios habituales y el rutinario desastre táctico, apareció Manu García, ayer, Superman bajo el arco para despertar a los que viven dormidos -que son muchos-. Justificó Superman, como en varias semanas lleva haciendo, un fichaje sobre el que se debe cimentar el futuro de los granas. Justificó, también, los injustificables errores definiendo de los locales, un equipo incapaz de ganar comodidad en un área murciana que sigue con sus particulares señas de identidad; ni es contundente ni se siente cómodo con el balón.

Fue un partido de esos en los que no conviene nunca mirar atrás, no fijarse en los datos, no darle atención a lo que sucedió, porque lo mejor es olvidarlo cuanto antes, pensar en los tres puntos y no imaginarse ni en esos sueños húmedos de PO que el equipo jugó a algo. Realmente, lleva meses sin jugar, compite, como quien dice, pero jugar o, al menos, intentarlo, es una quimera. Los partidos para los granas siguen siendo puzles. A veces, alguna pieza se descuelga y busca colocarse en el mapa. Suele ser últimamente Loren Burón el que lo hace. Saca brillo, manosea un poco la situación y rasca tres puntos. Lo hizo ante el Recreativo y repitió ayer. Seis puntos del andaluz y a vivir. Vivir porque sueñas es mejor que soñar porque vives; con lo primero, al menos, tratas de dar forma a un prospecto que, desde el banco, siempre sale mordido. Lo segundo te mantiene en el letargo. Y esa somnolencia acumuló todos los minutos del segundo acto, sobre todo, tras las lesiones de Loren e Isi Gómez, las brújulas de un equipo que sin ellos pasa a ser más del montón aún.

Y eso que parecía que en la primera parte el Real Murcia había hecho las paces con el balón, que crecía ante un populismo de sentirse acomodado ante un Sanluqueño sin la envergadura suficiente como para encarar al rival, poco corrosivo en la presión. Por eso, Alfaro, sin la presión de Nueva Condomina detrás, volvía a los sueños del inicio de este texto; imaginarse mejores ante un cuadro local minúsculo casi tan diminuto como la ambición habitual de los murcianos desde el banco. Pero apareció Loren, el ángel caído de Antequera, para ser aplaudido entre el sopor. Su gol sacó brillo al marcador, narcotizó a los locales y dio forma a un pasaje de la historia del duelo que colocaba a los granas por delante en el marcador. Poco más se le exigió cuando el Sanluqueño tampoco estaba ni para aspavientos.

Con los grilletes habituales en los tobillos, el Murcia deambuló por el césped tratando de no perderse en su rompecabezas tras la reanudación. Tres cambios cambiaron el dibujo de un equipo que fue desgastándose ante la presión local. El de Rofino se entiende. El central tenía pinta de buscar su salida por tarjetas. Alfaro, que esta vez sí se dio cuenta, le dejó en el banco. Poco pudo hacer el equipo ante las salidas de Loren e Isi, dos vacantes imposibles de cubrir en este equipo, como se demostró. Encogido -y arrinconado- el Murcia comenzó a jugar de rodillas, suplicando el final del choque cuando al reloj le faltaban más de treinta vueltas… pero apareció Manu García, el héroe de El Palmar, para sostener a los suyos con una serie de intervenciones como para ganarse la renovación. Ayer, no fue Manu García, fue SUPERMANu García.

Ángel García

@__AngelGarcia__

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