YECLANO -0-1- REAL MURCIA
YECLANO: Iván Martínez, Víctor Olmedo, Gabri, Mayorga, Munir, Antonio Sánchez (De Pedro, 79), Satoca, Álex Masogo (Juanje, 58), Serpeta (Solsona, 79), Teddy (Pau Pérez, 58) y Naranjo (Moha Traoré, 58). Suplentes: Borja (ps) y Morros.
REAL MURCIA: Gazzaniga, David Vicente, Jorge Mier, Alberto, Saveljich, Yriarte, Palmberg (Boateng, 79), Loren Burón (Pedro Benito, 86), JC Real (Jaso, 86), Toral (Pedro León, 69) y Raúl Alcaina (Flakus, 69). Suplentes: Íker Piedra (ps), Cadete, Rojas y Kenneth.
Árbitro: Expósito Jaramillo (Colegio andaluz). Amarillas para los locales Satoca, Serpeta, Pau Pérez, Mayorga, Moha y los granas Palmberg y Saveljich.
Goles: 0-1 (min. 52): Saveljich.
Incidencias: La Constitución. Más de 3000 aficionados, con medio millar de ellos murcianos.
Comentario: Ganas, sumas de tres, te relames heridas de salidas pasadas y a otra cosa. Resumen de una batalla, porque ir a Yecla es ir a la guerra, en la que Fran Fernández ganó a los puntos más allá de méritos, performances y vaciladas varias. Porque el partido no dio, ni quiso, dar más de sí.
Se sueña con victorias como esta cuando el calendario amanece en agosto y se vislumbra la visita a Yecla. Ir a jugar a este estadio te hace soñar con tiempos pasados en los que el fútbol era fútbol y no pura especulación, inversiones, gente con pasta que se hace con un club, en definitiva, buscando algo más allá, leyendo entre las líneas del césped donde todo se iguala. Muchas veces he soñado jugar en la Constitución, sí, de verdad. Correr por esa banda pegada a la grada, escuchar “El abuelo”, pelear con mi alma cada balón, porque solo con alma se gana en ese campo. Ni la calidad, ni el presupuesto cuentan cuando juegas en Yecla. Y luego ves a iluminados que te venden al peso la sustancia de esta mentira de deporte donde sobran los inventos y la recompensa es el aplauso.
Me gustaría soñarlo a menudo, un sueño recurrente en el que ganas, en el que te aclaman, en el que sobran los productos envasados al vacío, esos que hablan de bloques altos y bajos, ochocientos tipos de presiones al rival, dibujos tácticos de arquitectura donde se olvidan de lo fundamental, del gol. En Yecla, sirve el gol, la garra, la pasión, el pelotón de Belauste y llegar al vestuario sin alma y corazón, olvidado en el esfuerzo sobre el césped. Yecla es la vida y, como tal, no deja supervivientes cuando la batalla finaliza; vencedores y triturados, pero enorgullecidos de ser parte de los noventa minutos de su historia.

Y suele suceder que, en la moratoria de la clasificación, nadie quiere firmar rendiciones, todos desean enarbolar una bandera de tres puntos que levantó Saveljich. Su gol fue una estocada al corazón de los caseros, una herida sangrante a un rival que cavaba sus trincheras y dañaba en emboscadas, una oda a la hostilidad permanente de quien juega con el cuchillo entre los dientes.
Porque al Real Murcia, con Adrián tratando de devorarle, no le bastó buscar la némesis en Yecla, solo quiso sostenerse, pese a los golpes, erguido, sin el temor de quien sabe jugar en un campo minado. Aguantar, tomar aire y hacer de la vanguardia un estilete golpeando, sin tregua. Es decir, la batalla, sin mapas, sin ingeniería táctica y demás barrabasadas que cercenan lo elemental; el balón. No hablemos de ocasiones, de dominio, de ocupación de espacios, de la grada embravecida, de ese palco con sillas campestres donde no importa la comodidad, solo el partido. Hablemos de la lección aprendida de Antequera, de las manchas de entonces en el pecho de algunos, del ridículo que quienes se sentían pequeños en un mundo de gigantes, en definitiva, hablemos de los tres puntos, del gol del grunge Saveljich, de la encrucijada solventada en un laberinto donde no había salida sino tres puntos para seguir viviendo en él. Es lo que tiene ir a rebufo de un Antequera que gana como siempre y compite como nunca se imaginó. Esa inercia que se repite y visualiza Fran para los suyos. Hagámoslo. Yo llevo el sábado la brújula y el equipo pone el mapa.
Ángel García
@__AngelGarcia__
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