REAL MURCIA-0-1-YECLANO

REAL MURCIA: Gazzaniga, David Vicente, Andrés López, Antxón Jaso, Cadete, Larrea (Ben Knight, 46) , Yiriarte, Juan Carlos Real (Cadorini, 79), Pedro León (Rojas, 62), Loren (Palmberg, 79)) y Carrillo (Pedro Benito, 62). Suplentes: Íker Piedra (ps), Saveljich, Héctor, Toral, Galindo y Sergio Martínez.

YECLANO: Iván Martínez, Víctor Olmedo, Mayorga, Gabri, Mounir, Relu (Antonio Sánchez, 83), Satoca, Pedro Torres (Pau Pérez, 63), Teddy (Juanje, 70), Serpeta (Tiko Iniesta, 70) y Javi Solsona (Naranjo, 63). Suplentes: Borja Martí (ps), Morros, De Pedro y Álex Rodríguez.

Árbitro: Cánovas García-Villarrubia (colegio valenciano). Amarillas para Relu (11´), Rojas (74´)

Goles: 0-1 (min. 85): Pau Pérez, de disparo desde fuera del área.  

Incidencias: Nueva Condomina. Más de 15000 aficionados con medio millar de yeclanos en las gradas.

Comentario: Dolor, pena y rutina ante la repetición de lo habitual del curso pasado. Volvió el Real Murcia a ser el Real Murcia, a fallecer antes de vivir, a esconderse cuando no se jugaba al escondite. No hay teorías que se muestren extrañas ante un destino que sigue supurando hiel y amargura cuando la luz, al final del túnel, se vuelve a apagar. Vale, es el inicio. Como excusa, nos sirve. Poco más. Muy poco más se puede añadir a una actuación calamitosa, sobre todo en la segunda parte, donde se vio la diferencia entre un equipo ya trabajado -el Yeclano- y otro con estructura pero aún sin argamasa.

Y hay que hablar del rival. Porque el rival no fue un rival cualquiera. Sin el presupuesto de otros, con la modestia en la solapa y con una eficiencia de manual, el Yeclano fue un ejército, sin fisuras, y el Murcia… ¿qué fue? Cuatro pinceladas e inconsistencias en un bloque apenas lleva intercambiándose saludos unas semanas. Poco debatible más allá de los pulmones de Yriarte, la brega de Pedro Benito… y ¿qué más? La insuficencia fue su definición. Insuficiente papel en todo, pero con especial  incidencia en un costado zurdo sin entidad y una alarmante falta de ideas creativas. Pero hay tiempo aún, 36 jornadas para ser exactos.

Porque el partido era de esos que se dan en días que se convierten en objetos deseados de esperanza donde el balón es el premio y el gol, al final, una utopía. Y es que, con el traje de domingo y arreglados para la fiesta, parecía que la llegada de la competición a Murcia mostraba señales de fe, el germen de una empresa a la que solo le sirve sacarse brillo y sacudirse el polvo de la ropa. Y hubo momentos en los que el equipo parecía ser juez y testigo sin intuir que los de Yecla, con Adrián, no son futbolistas, sino soldados. Se enfrascan en batallas y siempre resucitan.

Les costó mostrarse aseados con balón a los locales, hallar espacios, saborear el partido con ritmo cuando veían a Yriarte volar entre líneas. El suramericano puso en la mochila la intensidad y velocidad que necesitaban argumentar los locales. Su relato cimentó la exposición de motivos local en la primera media hora. Por el medio, un remate de Juan Carlos Real que se estrelló en la escuadra, en un balón suelto en el área de los azulgranas. Pero, ojo, nunca se puede minusvalorar a los del Altiplano.

El Yeclano es un bloque que convierte el césped en una selva. Sobreviven en su hábitat a mordiscos, dando dentelladas al rival, empujando con garras y acribillando con su aliento el cogote del rival. Sabedor de su merma de talento -y de billetes-, a físico y a esfuerzo le ganan pocos. Su ciclo vital en los partidos se sostiene en la causa de Adrián Hernández, su técnico, un entrenador de gladiadores que apuran su credo al ritmo del reloj. Y el patillas, como buen docente, programó su lección con la experiencia del sufrimiento. Propio y ajeno. Sufrir las embestidas de los granas y hacerles sufrir en una madeja táctica que dejó poco a la improvisación.

Aguantó el Real Murcia hasta que dijo basta Yriarte. Su bajón coincidió con el paso adelante de los de los visitantes. Jugaron, entonces, con maestría con balón, y sin él, con paciencia. Convirtieron el césped en un tablero de ajedrez ocupando espacios donde el Real Murcia se perdía. Fueron quince minutos con la soga al cuello, perdidos en la marca y carentes de sustancia. Sin brújula en el centro del campo grana, le resultó muy sencillo al equipo de Adrián ganar autoestima y emerger en posesión. Tanto se comenzaron a gustar que amordazaron a la grada, por segundos, con un remate a la madera de Serpeta, de cabeza, al borde del descanso aprovechando lo más endeble del equipo local, su parcela izquierda defensiva. Tiene una autopista el rival en esa zona. Se vio en Sevilla y se repitieron patrones de fallas defensivas en casa. Poco se puede añadir cuando imaginamos a Cadete ver al rival atacarle como hordas de gigantes y cabezudos.

Benjamín Caballero Knight fue la herramienta que pretendió dar un giro de tuerca al juego grana en la reanudación. Sentó a un errático Larrea para jugar con una línea de cuatro por detrás de Carrillo. Mas color de los rojos en campo de los de Yecla pero sin el acompañamiento coral de las ocasiones. ¿Y el rival? A lo suyo, sacando punta a sus uñas mientras economizaba esfuerzos, atisbando el desequilibrio defensivo de un cuadro murciano que seguía mostrando taras, desajustes en las marcas. En una contra, en el 62, Teddy pudo adelantar a los azulgranas en un maremágnum de errores en cadena locales. Fran Fernández desperezó su banquillo con la entrada de Pedro Benito y Rojas. Sentaba a Carrillo, más voluntarioso que efectivo, y a Pedro León, sin el garbo con el balón de la semana pasada.

Apelando al abuelo de Yecla, pareció la grada local despertar intentando resetear a un equipo acurrucado en un juego excesivamente previsible. Se mantenían, del curso pasado, solo tres jugadores en el campo -Rojas, Andrés y Loren Burón-, poca excusa en la novedad cuando los titubeos eran constantes en la posesión. Solo Loren, enarbolando el estandarte grana, alimentaba ilusiones. Hasta que Pau Pérez, en un error en la marca/presión por la derecha desajustaba el marcador para un Yeclano que demostró que todo sucumbe en la galaxia cuando se suple la cartera por músculo y trabajo. 

Ángel García

@__AngelGarcia__

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