INTERCITY -0-1-REAL MURCIA

CF INTERCITY: Pol Freixanet, Borja San Emeterio, Nacho Glez., Álvaro Pérez. Miki Codina, Julio Gracia (Modeste, 80), Pol Llonch. Sergio Montero (Andreu, 89), Keyner (Locadia. 59), Borja Martínez y Ñito González (Mestanza, 59). Suplentes: Samu Casado (ps), Diallo, Paredes, Stor y Sito.

REAL MURCIA: Gazzaniga, David Vicente, Alberto, Saveljich, Cadete, Moha (Yriarte, 54), Palmberg (Pedro León, 76), JC Real (Boateng, 76), Pedro Benito (Alcaina, 59), Davo (Loren Burón, 54) y Flakus. Suplentes: Íker Piedra (ps), Carlos Rojas, Jaso, Cadorini, Kenneth y Toral.

Árbitro: Bueno Prieto (colegio madrileño). Amarilla para el local Pol Llonch.

Goles: 0-1 (min. 76): Yriarte marca de cabeza tras un córner lanzado por Pedro León.

Incidencias: Rico Pérez. Algo más de 3000 espectadores en las gradas, de ellos, más de 1500 murcianos ocupando un fondo.

Comentario: Ganaron. Se acabó la crónica. Podría escribir y divagar, hacerme mártir enfrente de mi pantalla, volverme loco, usar retórica retorcida, contaros batallas medievales de caballeros deshonrados y duelos contemporáneos con equipos que compiten como leones y juegan a nada… pero sacan los puntos. Pues eso, arañaron, saltaron a la selva como en un ring y se fueron con tres puntos. ¿Qué más contar cuando sufrimos en el safari como si una horda de cazadores nos pusiera en su diana?

Nada más que contar cuando ya desconozco si se esperaba más que los puntos. A veces, ganar es esto, como la vida. Te abofetean, te desangran, se multiplican los rivales, pero sonríes, al final, con los puntos. Como el boxeador que vence y al que dejan hecho un saco de harapos. Y eso es lo que me gusta, y no penséis que estoy loco. Me agrada por el significado, por el axioma del error cuando no quieres acertar. Hay evidencias de rutinas que se solapan con la anormalidad de argumentos que pensamos que existen, pero solo lo hacen en alucinaciones. Por eso, creo que vamos a ascender. Jugando sin jugar, perdiéndonos en mapas con rectas, sin curvas, competimos como una manada que no deja a nadie en la retaguardia, de cara, sin escudos.

La afición, los que opinan con la bufanda bifurcando sentimiento y necesidad, puede pensar seguro lo contrario, pero no hay evidencias que cuestionen que el PO está siendo sacado brillo por los nuestros y ahí tampoco jugaremos a nada, no lo necesitamos. Lo nuestro es pelear, competir, asociarse con los tiempos, con las carencias del rival y ser amigo, muy amigo, de la fortuna. Me gusta, insisto, ganar así. Prefiero hacerlo a jugar como los ángeles, dictando propuestas elegantes que nos hagan modelo de otros para, finalmente, perder. Por eso, cada vez que acaba el Murcia sus partidos, creo que tienen más cerca el ascenso. Llamadme loco, gritadlo si os apetece, pero el fútbol de los granas tiene un efecto catártico que nos estimula pensando en las miserias que muchas veces han sufrido en este camino tortuoso donde ha habido de todo, aunque ahora la tomemos con la Federación y con los arbitrajes. Mejor eso que renunciar a la patria del escudo y al pastel de carne.

Vuelvo al inicio. Ganaron, y no pensaba llevar tantos caracteres en el word y no haber contado que los alicantinos, descendidos antes del choque, dispusieron de tres palos, de mucha posesión y de ningún gol. Nosotros, tuvimos lo último de ellos y nos faltó lo demás. Mejor eso en noventa minutos de picoesquinas donde los de negro daban miedo como los verdaderos hombres de negro. Nosotros pensamos en cumplir y salir quemando rueda para Murcia. No sé si nos faltó deseo y fogosidad, si carecimos de talento y buscamos hormonas para prender fuego en un lugar donde no había que quemar. En fin, que ganamos con poco y no perdimos por mucho la estela que a algunos les hacen soñar con recortar al Ceuta unos puntos que son como los bocados al bocadillo del hambriento; muerdes al aire para fagocitar deseos.

Ahora, a pensar en el Antequera, y en los rivales del otro grupo. Os aseguro que allí no está el horno tampoco con grados suficientes para bollos. Que extraemos hipótesis de rivales y probabilidades ajenas a un fútbol que, aunque se nos esconde, también juega al gato y al ratón con los rivales. Repito, no hay que jugar bien, hay que competir y puntuar. Exijámonos más sustancia cuando estemos en la élite, pero, de momento, seguimos apurando frenadas en las curvas de un camino donde nos manejamos con suficiencia. 

Ángel García

@__AngelGarcia__

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