REAL MURCIA -3-0- RECREATIVO
REAL MURCIA: Gazzaniga, David Vicente, Alberto, Jaso, Ian Forns, Isi Gómez (Yriarte, 62), Palmberg, Pedro Benito (Rojas, 62), Davo (Pedro León, 57), JC Real (Toral, 85) y Flakus (Alcaina, 85). Suplentes: Íker Piedra (ps), Moha, Cadorini, Jorge Mier, Loren Burón y Boateng.
RECREATIVO: Rubén Gálvez, Rubén Serrano, Rául Navas, Rafa Gálvez (Becken, 42) (David Soto, 83), Perejón, Camara (Zelu, 46), Del Pozo, Alberto López (Davinchi, 30), Paolo Romero, Luis Alcalde (Domínguez, 83) y Caye Quintana. Suplentes: Centurion (ps), Bachabille, Armero y Juan Almeida.
Árbitro: Ruipérez Marín (colegio castellano-manchego). Amarilla para el local Isi Gómez y los visitantes Paolo Romero, Becken y Alberto López.
Goles: 1-0 (min. 39): Pedro Benito; 2-0 (min. 45): Flakus. 3-0 (min. 56): Pedro Benito.
Incidencias: Nueva Condomina. Más de 16829 espectadores en las gradas.
Comentario: Algunos días amanece más temprano. Y eso no indica nada, pese a la somnolencia, los bostezos y el miedo en cuanto anticipamos ese día que no lo hace como uno más dentro de la normalidad. Cuando juega el Real Murcia es uno de ellos; el mundo busca paradas, detenerse en el filo donde el equipo, cuando se recibe a sí mismo como local, suele practicar funambulismo, equilibrarse entre el desequilibrio de las emociones que, en su ambivalencia, le corroe o le yergue. Y jugar erguido es algo a lo que se está acostumbrando cuando más lo necesita.
Por eso, jugar de pie manteniendo la estabilidad anímica es algo que cuesta. La presión, engullida en el túnel de vestuarios, lo permite. Jugar contra la tabla, contra los resultados conocidos, contra las expectativas de la grada, contra la tensión de la propiedad, contra la necesidad de vencer, contra la ansiedad de exponer sus virtudes escondiendo las carencias, en definitiva, jugar, lo que saben hacer. Y hacerlo en la pasarela, desfilando con la vida que les lleva a sentirse mejores que hace unas semanas, supone el resto; empujar para evitar ser empujado, apretar para evitar sufrir, correr más que el rival y acogotarle, todo ello lecciones aprendidas de la travesía del desierto sufrida hace unas pocas semanas, cuando todo era negro, sin luz en el túnel, con la desidia de quien critica sin conocer los entresijos del momento.

Y antes éramos muy malos, tanto como para habituar a la grada al sino habitual de un equipo que acariciaba la cima sin tacto, que saboreaba el triunfo sin paladar, que sonreía sin ganas. Ahora, con la lección aprendida de memoria, todo gana potencial. De repente llega el sabor, el tacto, la sonrisa, la alegría… somos otros, no tan malos, pero somos el Real Murcia y, entonces, todo es posible. Podemos suicidarnos y resucitar con la fe que pone Pedro Benito para crear religión con la grada, podemos persignarnos con las creencias de Isi Gómez, podemos asumir credos que otros dirigen escondidos en su estela, en este caso, la del Ceuta. Posibilidades todas ellas que se sostienen con la grada y el gol, con el esfuerzo y la tensión, con un David Vicente inconmensurable y una estrategia de Fran Fernández que calla a los críticos con la modestia del que sufre por dentro.
Y ganamos. Cierto es que el Recreativo hizo más por su nombre que por el fútbol. Duele ver a los onubenses con la inconsistencia en el césped que se ha visto trasladada desde los despachos, molesta a los ojos la pérdida de sustancia que se les supone a muchos de sus jugadores. Pero, claro, no solo se ganó porque el rival fuera una sombra minimizada, se venció porque Pedro Benito hizo una exposición de motivos que muchos quisieran tener entre las fotos del salón, con marco de lujo. Su metamorfosis, de influencer a influyente, ha sido violenta en esfuerzo y despiadada como referente de un sistema que le debe dependencia tras arrasar puertas y fronteras. Ahora mismo, el equipo, en ataque, le debe rendir pleitesía. Vale que Flakus le acompañó en eficacia, que JC Real ganó comodidad sin tanto desgaste, que Isi Gómez volvió con su R´n´R, vale. Pero ayer el Real Murcia fue Pedro Benito por lo que se le supone.
¿Y el partido? Pues Pedro Benito, insisto. Y la obligación de Fran a los suyos de jugar en campo contrario haciendo ancho el campo y largas las bandas, donde Ian Forns y Vicente se dejaron la vida y los sueños. Y Carlos Rojas, recuperado para la causa. Reconozco que soy carlosrojista. Si Benito pone el pundonor, la brega, la garra, el esfuerzo y el gol, Carlos ayuda a su manera, y es un modo que no deja prisioneros; o vence o mata, o sueña o desvive a algunos en pesadillas.
Sigamos. Queda lo mejor y veo que no somos tan malos.
Ángel García
@__AngelGarcia__
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