REAL MURCIA -0-1- ALCOYANO
REAL MURCIA: Gazzaniga, David Vicente (Carlos Rojas, 77), Alberto, Jaso, Jorge Mier (Ian Forns, 57), Boateng (Yriarte, 46), Palmberg (Flakus, 72), Pedro León (JC Real, 57), Loren Burón, Toral y Raúl Alcaina. Suplentes: Íker Piedra (ps), Kenneth, Isi Gómez, Cadorini, Cadete y Pedro Benito.
ALCOYANO: Jaume Valens, Javi Antón, Atienza, Farru, Andrés. Undabarrena, Dani Molina, Imanol García, Pastrana (David Velázquez, 68), Ferni (De Palmas, 78) y Mario Losada (Yacine, 78). Suplentes: Manu García (ps), Marc ferrero (ps), Primi, Carlos Blanco, Sergi López, Albisúa y Cristian Herrera.
Árbitro: Olatz Pérez Peraza (colegio canario). Amarillas para Boateng y Forns por los locales además de los visitantes Pastrana y Mario Losada. Expulsó, con roja directa en el 86, a Toral por escupir a un contrario.
Goles: 0-1 (min. 77): Atienza, de cabeza, tras un córner lanzado por Dani Molina.
Incidencias: Nueva Condomina. Más de 13000 espectadores en las gradas en una noche muy fría.
Comentario: ¿Cómo empiezo? Podría decir cien mil historias para engañarme/engañaros, pero no. Podría pensar que el éxito llegó antes de saborearlo, que se le sacó brillo a la victoria pensando en la derrota de Antequera y olvidando al rival, que la grada se veía rascando el liderato en el rebufo de quienes dirigen el dictado en el grupo, que la vida nos sonreía cuando la broma, de mal gusto, nos pegó una bofetada que aún hoy, unas horas después, aún me deja el rostro con la piel enrojecida del sopapo.
Escribo ahora, insisto, cuando la digestión debería haber sido ya un proceso en tiempo pasado, con el mismo cabreo y la misma venganza con la que muchos salimos del campo. No ha podido pasar esto a quienes teníamos un caramelo en la boca que terminó dejándonos un poso agrio que no permite soñar. Porque la vida, esa que se asocia al Real Murcia en las desgracias, volvió a crearse forma para hacernos desagraciados a su manera; en la del pobre de espíritu, en el que mendiga afecto cuando en el césped existe una desafección que se palpa, que nos hace disidentes del triunfo.
Ayer era el día D, el del desembarco por el liderato, el de las noches y las horas de ensueño pensando en lo que fuimos, en lo que seremos y en lo que, al final, nos quedamos. Fue el día de los inocentes, de una marmota que fue más marmota que nunca, de unos inocentes que se comieron frío y agua en el estadio para drenar de escasez sus ilusiones. Algunas veces la miseria y la indigencia para imaginarnos mejores nos hace caer en el respiro de quien tiene que pedir hipotecas para ilusionarse. Venga, dejemos de ver el humo que nos hace interpretar castillos en el aire; el nuestro se derruyó bien temprano, cuando vimos al rival -cuya necesidad era infinita- tener muy claro un ABC en su juego que se quedaba en la primera letra, en la vocal de la que no salieron.
Hay momentos en los que asumir certezas hace real lo que se interpreta. El Alcoyano es uno de ellos. Ha pasado de ser una quimera, de tener equipo para PO, a sacar brillo al desastre que los ha llevado a sumar tres entrenadores, a no jugar a nada, pero sí a competir, a sentirse que cada partido es una batalla en un campo de minas y que hay que auscultar el terreno hasta morder. Así lo hizo, no necesitó más; un par de pelotas paradas y a replegarse juntito cerca de su área.
Lo demás fue un desierto para los granas donde los oasis siguieron siendo imaginarios, donde al final de la escalera no hubo puerta, donde los grilletes fueron enormes en los tobillos de unos jugadores que perdieron la esencia del juego, la vida que ayer no vivieron. Y es que jugar, no se jugó nada, pero en la nada más absoluta. Es cierto que quiso salir emperifollado con harapos, ataviado con las peores galas cuando el contexto imponía el frac y el juego quería starlettes.
Ahora, ya os he contado el partido cuando hubo tan poco que contar. Si sacó luz al resumen me quedo con un remate de Raúl Alcaina, en plancha, y un dislate de control a base de ligeros arañazos. No queda más. Quizás imaginarse a Goiria tirarse de los pelos y hacerse a la idea de ciertos refuerzos que no han dado ni dan el nivel para un equipo hecho para mirar desde la cumbre. Quizás la mala noche de Fran preguntándose el porqué de la derrota o a Felipe Moreno saliendo sin mirar atrás tras el partido entre lamentos. Quizás y dudas, es lo que hay cuando en Antequera a las 8 estaban temblando y a las diez acabaron bailando.
Ángel García
@__AngelGarcia__
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