REAL MURCIA -1-0 – RECRETIVO DE HUELVA
REAL MURCIA: Manu García, José Ruiz, Marc Baró, Alberto, Rofino, Isi Gómez (Coto, 74), Sabit, Pedro León (Larrea, 63), Loren Burón (Carrión, 85), Dani Vega y Carrillo (Amín, 74). Suplentes: Íker Piedra (ps), Gianni (ps), Andrés López, Álex Rubio, Svidersky y Totti.
RECREATIVO: Rubén Gálvez, Sergio Diez (Iago Diaz, 88), Álex Gálvez (Bustos, 63), Rubén Serrano, Rahim, Luis Alcalde (Carrasco, 77), David del Pozo (Raúl Navas, 88), Josiel Núñez, De la Rosa (Antoñito, 88), Caye Quintana y Domínguez. Suplentes: Centurión (ps), Pinillos, Trapero, Iturraspe.
Árbitro: Gordillo Escamilla (colegio valenciano). Roja directa a Pablo Alfaro en el 76 y a Abel Gómez en el 98. Expulsado Dani Vega, por doble amarilla, en el 72´.Amarillas para Carrillo (17´), De la Rosa (30´), Álex Gálvez (34´). Marc Baró (37´), Rofino (72´), Rubén Serrano (85´), José Ruiz, (99´)
Goles: 1-0 (min. 28): Loren Burón culmina de cabeza una jugada, tras centro de Dani Vega, que había comenzado el cordobés tras recuperar en campo propio.
Incidencias: 10941 espectadores.
Comentario: Con orgullo, brega y colmillo, el Real Murcia sumó una victoria a dentelladas que sirvió para alimentar a una plantilla que, mermada de moral, demostró que puede aún remodelar su presente. Les queda vida en doce partidos para imaginarse mejores, para que el optimismo les coloque donde deberían por presupuesto y calidad. Una pena el nerviosismo en el epílogo que enmascaró un choque a cara de perro.
Porque construir la historia del partido, desde el inicio, tuvo poco en el relato grana. Salieron con la sangre hirviendo, raspando al rival, engullendo metros ante un Recreativo decepcionante que asistió al paso de los minutos encogido, sin salida de balón, con poco oxígeno en la imaginación. Y eso fue mérito de un Real Murcia que desterró de su memoria los antecedentes a este partido para creerse otro bloque. Lo consiguió yendo a la sencillo, es decir, evitar dejarle a Sabit la creación -tiene pulmón, pero no pie para no darle circulación al balón- y abrir el campo para que ganaran protagonismo los extremos. Así, salió de su laberinto habitual para asemejarse a un equipo de fútbol, algo olvidado en las últimas semanas.
Fueron apasionantes sus sensaciones, algo que, con poco, la grada aplaude. Su dibujo minusvaloró las prestaciones de un Recreativo que se perdió en su GPS. Le faltaba al equipo de Abel lo más elemental para emerger; creerse capaces de dañar en campo grana. Poquísimas veces se sintió cómodo el Decano atacando -con y sin balón-. Y ahí el Real Murcia ofreció una narración más ajustada a sus carencias, que las tiene, pero siempre en un continuo de funcionalidad, esto es, sin perder el sitio, exponiendo lo necesario y nutriéndose de una seguridad defensiva basada en la presión al rival.
El gol llegó con estas premisas; cada uno en su parte del mapa, anclados en ayudas defensivas y con un Loren con el voltaje en niveles elevados. Suya fue la ejecución desde su nacimiento. Cortó, de cabeza, la diagonal onubense, cedió a José Ruiz, luego a Alberto, este a Dani Vega y, aún, le sobró tiempo para amanecer en el área visitante y rematar de cabeza al fondo de la red la acción que había iniciado cortando el ataque rival. El fin de Burón fue su principio cuando atisbaba el reloj la media hora.
Con el escrutinio de la ventaja, el resto, hasta el asueto, fue sostenido con argamasa. Los del Recre trataron de aumentar sus prestaciones con más ritmo y los caseros jugaron al apasionante arte de sorprender a la contra, con velocidad y revoluciones, con acciones como para dar cuanto antes por caducado el choque. Fue difícil imaginar un rival invisible, con una capacidad sorprendente para sentirse desaparecido.
Obligado a modificar su repertorio, los del Recre se impugnaron a sí mismos. Era imposible continuar con una puesta en escena tan calamitosa en el segundo acto. Su inventario ofensivo fue otro. Sin coartada para continuar extraviados en el césped, Abel esquematizó, de forma muy elemental, un dibujo con más envergadura ofensiva, con medicina para encontrarse en terreno grana, lejos de la trinchera defensiva que habían diseñado hasta el momento. Se supo mejor, entonces, el Recreativo que, aprovechando el despiste de las granas, comenzó a sentirse con galones para marcar el ritmo con el balón… dejando espacios para las contras locales -en una de ellas Dani Vega, a los 53 minutos, pudo sentenciar-. Manu García, cinco minutos después, detuvo a el remate a bocajarro de De la Rosa.
La expulsión de Dani Vega, en el 72, erosionó el duelo. Con uno menos y la grada excitada, el Recreativo se encaramó a un mayor ritmo buscando que el Real Murcia descarrilara en ataque para acodarse alrededor de Manu García. Jugando en poco más de 50 metros, ganó espesura la circulación de balón. Los granas buscaban una cadencia más lenta y sobrevivir entre las intermitencias para adormecer un partido que el colegiado había convertido en un anarquía. El desgobierno se hizo dueño del balón en un caos donde el Real Murcia resucitó para sumar tres puntos que saben a caviar tras un final atormentado.
Ángel García
@__AngelGarcia__
¡Síguenos en nuestro canales!